23 sept 2009

Padres y maestros descuidan la educación de adolescentes

septiembre 23, 2009


El Alto, sep 20, 2009.- Padres y profesores descuidan a los estudiantes adolescentes y entre ellos se echan la culpa por las consecuencias, algunas veces trágicas, como de la joven que decidió quitarse la vida la semana pasada porque se había aplazado.

Este enfrentamiento se vio ayer en el seminario taller que se realizó ayer en la Unidad Educativa Juan Capriles de Villa Dolores, de la ciudad de El Alto. A este coloquio, que duró cinco horas, se dieron cita 140 personas, entre padres de familia (no sólo de este establecimiento), las directivas de las juntas escolares, docentes, autoridades del Viceministerio de Educación, de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia y estudiantes de secundaria.

El seminario taller “Padres de familia y maestros unidos por una mejor educación” fue organizado a raíz de que el 26 de agosto se encontraron tres cadáveres de adolescentes, de entre 13 y 15 años, al pie del talud del Faro Murillo. Las tres estudiaban en el colegio Juan Capriles.

Una de las hipótesis indicaba que las muchachas recibieron sus boletas de notas con aplazos. Un hecho similar se registró el martes anterior, cuando, en el mismo lugar, se encontró el cuerpo de otra menor de 15 años. En este caso se presumía que ella había sido golpeada por sus familiares.

Esa situación movilizó a los padres de familia y docentes del establecimiento para analizar la causa de estos suicidios.

A pesar de la fuerte granizada que caía afuera de la sala en la que se llevaba a cabo el taller, todos los participantes estaban atentos a la exposición.

Los actores


Rafael Salcedo, ex director distrital de Educación Urbana de El Alto, afirmó que la educación debe ser de forma triangular, en la que intervenga el profesor, el padre de familia y el alumno, “porque no se trata de que el padre inscriba a su hijo al colegio y luego se olvide de inculcar valores”.

Después hubo muchas intervenciones por parte de docentes y padres de familia para encontrar los motivos de las fallas que hay en la educación.

Un maestro del colegio decía: “Nosotros estamos cinco horas con los chicos, y los padres, 19 horas, por eso son ellos los que tienen más tiempo para educarlos”.

A medida que pasaban las intervenciones, cada vez se hacía más fuerte el debate.

Pero Nora Quispe, del Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza, puso el tono emotivo al encuentro. Antes de su alocución, hizo tocar la pieza No basta, de Franco de Vita.

Mientras se oía el tema, todo el ambiente de tensión se convirtió en silencio y a medida que se escuchaba la letra, cada uno de los presentes cantó: No basta, que de afecto tú le has dado bien poco.

En esos instantes, los padres se dieron la vuelta para ver a sus hijos y con esa mirada decirles lo que sentían. Luego se reanudó el debate con la exposición. Quispe dijo que los padres de familia deben conversar con sus hijos, inculcarles valores, respeto y, además, hablar de autoestima.

“Cuando los padres ven un rojo en la libreta, le reprochan y tachan a su hijo de ‘burro’, lo que baja fácilmente su autoestima”. Sin embargo, en ese momento el progenitor debe brindarle apoyo, “porque no se va acabar el mundo porque el muchacho haya reprobado una materia, porque eso tiene solución, pero la muerte, no”.

Piden ayuda


Lucy Coaquira, madre de familia, intervino para aceptar ese error de los padres y pidió a los profesores que ellos les ayuden en el proceso educativo del menor.

Además, autorizó que si los docentes saben de alguna agresión en contra de los niños en sus casas, denuncien a las defensorías de la Niñez y Adolescencia, aunque opinó que ahí no encontrarán mucha ayuda.

En ese instante intervino Braulia Choque, ex procuradora de la Defensoría , quien explicó que ellos trabajan silenciosamente y sin mucho presupuesto y pocos recursos humanos. “Somos seis defensorías en toda la ciudad para un millón de habitantes”.

Luego del debate se concluyó que la sociedad en su conjunto debe velar por la educación del alumno.

Polémica por la evaluación


Otro tema que provocó discusión entre los asistentes al seminario organizado en el colegio Juan Capriles fue el modo de evaluar a los alumnos. Algunos padres pedían que se lo haga de manera cualitativa, porque para ellos la cuantitativa “no funcionaba”.

La propuesta plantea tomar en cuenta la disciplina, la puntualidad y el compañerismo con valoraciones como satisfactorio y no satisfactorio.

Algunos apoyaron esta forma de evaluación con el argumento de que eso ayudará a evitar la deserción y la muerte, dos problemas acuciantes en la actualidad.

Sin embargo, otro padre de familia interpuso su opinión inmediatamente, éste dijo: ¿Cómo van a evaluar eso?, si va ha ser así, nuestros hijos saldrán bachilleres sin haber aprendido los conocimientos básicos y siendo buenos compañeros nada más.

¿Y qué con los conocimientos?, preguntó y argumentó que eso significará que los muchachos se sientan frustrados cuando quieran ingresar a la universidad.

Las dos intervenciones sirvieron, sin embargo, para la reflexión de los maestros para que consideren otros aspectos en la evaluación acostumbrada.

Testimonios


“A veces siento que mis padres no me quieren, porque todo el tiempo se ocupan de sus cosas y no de nosotros (sus tres hermanos y ella). Tengo que tomar (bebidas alcohólicas) para llamar la atención de ellos, aunque sólo sea para que me riñan. Ya estoy harta, siento que lo mejor será que trabaje y me ocupe de mí y no de mis hermanos”

Marlene,
estudiante de 3º de secundaria

“Tengo dos hermanos menores, y mi papá nos abandonó, por eso mi mamá tiene que partirse el lomo para mantenernos. Sé que nosotros necesitamos dinero para nuestra alimentación, pero también necesitamos afecto. Mi mamá no para en la casa, trabaja de lunes a sábado y sólo los domingos viene a lavar nuestras ropas”

Cecilia, estudiante de 3º de secundaria


“Este seminario me sirvió para darme cuenta de que tengo que tener un poco más de confianza con mis padres; aunque sé que será un poco difícil, lo intentaré. Es que ellos son de una época muy antigua y piensan que una chica de mi edad (18 años) no puede tener chico y en lo único en lo que debe preocuparse es en sus tareas. Eso ha cambiado”

María,
estudiante de 4º de secundaria

“Me aplacé de curso el año pasado y mi padre casi me mata. Eso me obligó a trabajar y estudiar a la vez, él no ha pensado que eso también me ha afectado. Es que los padres creen que con darte dinero es suficiente, no le echo la culpa de todo, pero también es responsable del aplazo. Sólo necesito un poco de atención. Sé que mejoraré con su ayuda” (La Prensa)

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